En  Chía, Cundinamarca, Colombia, del 19 al 23 de enero de 2022 se vivió el cuarto retiro de la Fraternidad de Jesús  en América Latina.  Fue una oportunidad para redescubrir la riqueza de la Comunidad del Emmanuel. Síntesis y testimonio en primera persona.

Por: Paula Andrea Pallares

Las dificultades derivadas de la pandemia del Covid-19  habían  postergado este importante retiro, luego del último llevado a cabo en Ciudad de México, en enero de 2017.

Realizado por primera vez en Colombia,  en este encuentro contamos con la compañía de Michel Bernard, moderador de la Comunidad del Emmanuel, de su esposa Catherine Bernard, de  Montserrat Huix delegada para América Latina, del padre Benoit Guedas, Responsable del santuario de Paray Le Monial, de algunos hermanos sacerdotes y  hermanas consagradas de nuestra comunidad. También nos acompañaron  varios matrimonios, hermanos viudos, hermanos solteros y los responsables de jóvenes de América Latina, muchos de ellos invitados por primera vez a este retiro de fraternidad.

Estos días fueron una oportunidad maravillosa para redescubrir la riqueza de nuestra Comunidad del Emmanuel, a través de una alabanza gozosa, de una adoración profunda y en silencio, de eucaristías animadas con los cantos de la comunidad y de la predicación. Pero también fue un espacio para conversar, jugar y bromear con los hermanos, convivir todos los estados de vida en medio de la simplicidad y el amor fraternal, de una manera tan natural como respirar. No había divisiones de pequeños grupos por edades, por países, por antigüedad.  Éramos una unidad, un mismo corazón, así como el Señor siempre quiere. Cada uno le aportaba desde su particularidad un toque especial: quienes llevaban más años en este caminar aportaban su experiencia y testimonio, los jóvenes, su dinamismo y alegría.

Aprender del pasado para pensar el futuro

En 2022 celebramos los 50 años de aquella Efusión del Espíritu Santo que impulsó a Pierre y a Martine a fundar la Comunidad del Emmanuel. Desde entonces han sucedido muchas cosas: la comunidad ha crecido y se ha expandido por todo el mundo, han surgido diversas iniciativas misioneras,  de las cuales unas se han mantenido y otras han finalizado. Pero, ¿Cómo saber que nos pide el Espíritu Santo para los siguientes 50 años? Sabemos que Él tiene el poder de hacer nuevas todas las cosas, pero también puede ser que nos pida mirar el pasado, ver los inicios de la iglesia, cuando los apóstoles estaban todos reunidos en Pentecostés. Y precisamente esta ha sido la invitación de nuestro hermano Benoit Guedas, de estudiar el libro de los Hechos de los apóstoles. Y nos encontramos con que el contexto de aquel tiempo no era tan diferente del nuestro, en medio de un mundo no cristiano, con tantos desafíos para anunciar a Cristo resucitado.

Entonces nos cuestionamos, ¿qué les permitía a los apóstoles y discípulos perseverar en la misión, mostrar aquella valentía de anunciar a Jesús, aún si esto implicaba persecución, estar en la cárcel y hasta la misma muerte? ¿Cómo era que lograban hacer los mismos signos y milagros de Jesús?, ¿Cómo sabían a donde debían ir a y a donde no? ¿Cómo sabían lo que debían decir en cada lugar?, ¿Cuáles eran los pasos que llevaban a cabo para realizar un correcto discernimiento?, ¿Cómo lograban cuidar las diferentes comunidades y mantener unida a la iglesia?

Es claro que ellos nada podrían hacer por sus propias fuerzas. Fue la  comunión con el Espíritu Santo lo que mantuvo su corazón ardiente, fue la vivencia tan cercana con Jesús lo que les permitió adoptar su espiritualidad, a tal punto de orar como Jesús, de ver a los demás con la mirada de Jesús, de tener la fe de Jesús y hacer los mismos signos que Él realizaba.

Somos constructores de la Comunidad del Emmanuel

Debemos tener claro que, así como los discípulos, nosotros no sólo estamos en la Comunidad, sino que construimos la Comunidad, por lo que necesitamos tener esta relación fuerte con el Espíritu Santo y estar atentos a escucharlo, para no buscar una misión que se nos acomode sino la que Dios nos quiere dar en cada país y ciudad en particular. Para tener claro que, aunque tengamos posiciones e ideas distintas, finalmente seguimos siendo hermanos.

Que el Señor nos ayude a adentrarnos más en la espiritualidad que inspiró a los Apóstoles a avanzar con ímpetu en medio de las hostilidades, y a la escucha del Espíritu, tal como lo hizo Pierre Goursat.