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Santificados en el amor

Todo hombre, por su naturaleza sexuada, está naturalmente llamado al matrimonio. Dios, al crear al ser humano como hombre y mujer, hizo que su amor mutuo sea una imagen del amor absoluto y perfecto con el que Dios ama al hombre.

Por eso los novios cristianos se unen en el sacramento del Matrimonio. Su amor libremente ofrecido se vuelve, por gracia, el signo de la fidelidad, de la fecundidad y de la indisolubilidad del amor divino por los hombres. De manera que, si bien el matrimonio es común a la inmensa mayoría de las culturas humanas, toma una nueva dimensión con Cristo. Los esposos cristianos son llamados a vivir del amor de Cristo entre ellos y este amor se constituye en signo para el mundo. El don de sí mismos vivido en la vida cotidiana se vuelve un auténtico camino de santidad.

“Dios llama a elecciones definitivas (…) muchos  son llamados a santificarse constituyendo una familia por medio del Sacramento del matrimonio. Hay quienes dicen hoy  que el matrimonio ya no está de moda ¿de moda? (…) En la cultura de lo provisional, de lo relativo, de lo desechable, muchos aconsejan que lo importante es vivir el momento, que no vale la pena comprometerse por toda la vida, hacer elecciones definitivas “por siempre”, porque no se sabe qué nos prevé el día de mañana. Yo, al contrario, les pido ser revolucionarios, les pido ir a contra corriente; Si, por eso les pido rebelarse contra esta cultura de lo provisional, que en el fondo, considera que ustedes no tienen la capacidad para asumir responsabilidades. Esta cultura considera que ustedes no son capaces de amar verdaderamente. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y oro por ustedes, Tengan el coraje de “ir a contracorriente” y tengan también el coraje de ser felices”
El Papa Francisco a los voluntarios de la JMJ de Río de Janeiro, julio de 2013
El Papa Francisco a los voluntarios de  la JMJ de Río de Janeiro, julio de 2013