
“Corazón a corazón” es una carta pastoral del Consejo Internacional y del Moderador General de la Comunidad.
Es el fruto del trabajo y del discernimiento del Consejo desde el último Colegio de Oración y Elección de julio de 2023, basado en las grandes orientaciones pastorales que surgieron. Es la primera vez en la historia de la comunidad que un documento de este tipo es elaborado y votado por el Consejo Internacional.
“Corazón a corazón” propone un proceso de conversión personal y comunitaria vivido al ritmo de la oración, de diversas experiencias y de tiempos de relectura y discernimiento.

Carta pastoral "Corazón a corazón"
Carta del Consejo internacional y del Moderador general a todos los miembros de la comunidad
Agosto de 2024
Muchos hermanos y hermanas de Comunidad en todo el mundo han manifestado con fuerza -especialmente en el último Colegio de Oración y Elección del verano de 2023- la necesidad de una conversión pastoral de nuestra Comunidad a través de una renovada atención y compasión por el mundo de hoy, especialmente hacia los más pobres y por todos aquellos que no conocen el amor de Dios. El Consejo Internacional, junto con el Moderador General, desea hacer este llamamiento a todos los hermanos y hermanas de Comunidad, especialmente ahora que nos encaminamos hacia el Año Santo 2025. Se trata nada menos que de renovar nuestras raíces, avivar un fuego nuevo, vivir nuestra relación de corazón a corazón con Jesús, y al mismo tiempo vivir esta relación de corazón a corazón con los que sufren hoy, especialmente con aquellos que no conocen a Dios. ¡La evangelización a través del amor incondicional! Todo esto enlaza con las incansables llamadas del Papa Francisco a entrar en un espíritu de diálogo y en una cultura del encuentro, a ir a las periferias, a abrir nuestras puertas de par en par y practicar la hospitalidad con generosidad.
“La dificultad no está en dar de comer a los pobres, en vestir a los desnudos, en acompañar a los enfermos, sino en darse cuenta de que los pobres, los desnudos, los presos, los sin techo tienen la dignidad de sentarse con nosotros a nuestra mesa, de sentirse «en casa» con nosotros, de formar parte de la familia. Este es el signo de que el Reino de los Cielos está entre nosotros”.
(Papa Francisco: Soñar juntos, para llevar la esperanza al mundo)
Redescubrir los latidos del corazón de Jesús para todos los hombres hoy
No hay que olvidar que, desde el principio, Pierre Goursat vinculó directamente la efusión del Espíritu Santo al amor hacia los pobres: “Jesús nos pide que anunciemos a todos, por todos los medios que Él nos muestra, la dulzura y la ternura de su Corazón”. Nos invitaba a encontrarnos con el mundo herido: “Dejemos que nuestro corazón sea herido… Puede haber una grieta en nuestro corazón si dejamos que los que sufren nos toquen”. El Espíritu de Dios, su amor misericordioso, se derrama siempre a través del corazón ‘traspasado’. El corazón de Jesús fue traspasado por las heridas, los sufrimientos y los pecados de este mundo. A todos nos corresponde hoy escuchar de nuevo el latido del corazón de Jesús, conectar con él y ver los innumerables corazones ‘traspasados’ de nuestro entorno, para amarlos de manera concreta, sin juzgarlos.
En 2025, toda la Iglesia vivirá y celebrará el Jubileo de la Esperanza. Este jubileo es una ocasión propicia para un nuevo comienzo, un nuevo impulso para la conversión y la misión. Proponemos que toda la comunidad viva un Año Santo 2025 profundamente fraterno, y que nos preparemos concretamente a ello. Animados por la reiterada llamada del Papa a acoger generosamente a todos -especialmente a los más pobres, a los heridos de hoy- a nuestra mesa común, la comunidad podrá abrirse a una verdadera diversidad de iniciativas para promover las más diversas formas de encuentro y de diálogo con las periferias. Estas iniciativas se vivirán con una gran libertad, porque este tiempo especial fomenta la creatividad. En particular, todo ello podrá desarrollarse en torno a mesas que creen hogar, a imagen y siguiendo las huellas de Jesús, para quien las comidas eran verdaderos momentos de encuentro (cf. Mt 9,10-13 / Lc 7,36-50 / Lc 19,5-10 / Lc 14,12-14).
Para ello, no tengamos miedo de cambiar un poco nuestras costumbres, a fin de crear condiciones para una auténtica conversión personal y comunitaria (incluso en el diseño y la organización de nuestras maisonnées y fines de semana comunitarios) para ampliar nuestra “superficie de contacto con el mundo”, de modo que esto no se traduzca en actividades “suplementarias”.
Tiempo de preparación personal hasta Navidad de 2024
Animados por la gracia del 350 aniversario de las apariciones de Jesús en Paray-le-Monial, invitamos a todos a tomar el tiempo de “reposar” en el Corazón de Jesús. Sencillamente, ¡a pasar tiempo con Él! Por una parte, dedicando tiempo a la adoración y, sobre todo, intercediendo más por los heridos de nuestro tiempo. Dos preguntas pueden ayudarnos, personalmente o en los encuentros comunitarios, durante el período de preparación:
1) ¿Cuál sería mi ‘sueño’ de fraternidad generosa? ¿A quién me gustaría encontrar o invitar que es ‘diferente’ o vive ‘de otra manera’?
2) ¿Qué me ayuda a realizar este sueño en la vida comunitaria? ¿Qué me lo impide?
Durante este tiempo de preparación, cada uno puede dar un primer paso e invitar concretamente a alguien, por ejemplo, a alguien a quien nunca he invitado antes, o hacer que alguien me invite.
A partir de ahora, recogeremos y compartiremos testimonios de todo el mundo sobre este tema, para animarnos, inspirarnos y unirnos aún más en la alegría.
EL Año santo 2025: una fiesta de la hospitalidad, un “corazón a corazón con el mundo”
En Navidad de 2024, con toda la Iglesia entraremos en el Jubileo de la Esperanza. Queremos invitaros a vivir y celebrar el Año Jubilar practicando la hospitalidad con gran libertad y generosidad, invitando a muchas personas a vuestra mesa, pero también dejándoos invitar a la mesa de otros. Queremos dar preferencia a todos los que hoy están necesitados, en apuros o simplemente son “diferentes” de nosotros. Puede ser una mesa pequeña o grande, dondequiera que esté, en casa, durante los encuentros comunitarios o en las periferias. En la alegría de ser amigos de Jesús, podemos ser amigos de todas las personas, ya sea creyentes o no, inmigrantes, hayan sufrido abusos o lleven otra carga, compartan nuestros valores o no.
El Santo Padre insiste, en este Año santo, que hagamos la paz, que pidamos perdón y que participemos en la construcción de la gran fraternidad universal. Precisamente porque hemos recibido el regalo de la comunidad, queremos dar pasos más valientes hacia la apertura e invitar a muchas personas a hacer la experiencia de ser hermanos y hermanas. También queremos colaborar con los demás y estamos dispuestos a aprender de los demás. En particular, queremos dejarnos guiar por el Espíritu Santo hacia lugares donde podamos compartir las heridas de este tiempo.
“Jesús mismo entró en una “perfecta comunidad de destino con los que están perdidos”. Su camino fue ‘la entrada en el drama de la existencia humana’ y ésta es ‘la verdadera santidad de Dios, que es amor. Amor que no se mantiene en la distancia aristocrática de una pureza intocable […]. La santidad no es separación sino unión, no es juicio sino amor redentor”.
(Benedicto XVI, La fe cristiana ayer y hoy)
EL año 2026: reflexiones y consecuencias para nuestro aprendizaje
Durante este año jubilar, tomaremos iniciativas y viviremos nuevas experiencias misioneras que serán otros tantos ‘lugares de aprendizaje para el diálogo’. Nos habremos dejado sorprender por los nuevos caminos que el Señor nos mostrará. Pero, después de este Año Santo, deberemos mirar más de cerca y de manera más estructurada las consecuencias que habremos sacado de estos aprendizajes: identificar lo que nos ha conmovido, tanto personalmente como en nuestra comprensión del carisma comunitario. Identificar juntos, pero a nivel de cada realidad comunitaria, lo que necesita ser renovado para vivir más fielmente nuestra llamada a estar en el mundo sin ser del mundo. Viviremos relecturas y conversiones cada uno a su nivel, pero también sinodalmente como comunidad.
¡Gracias de corazón por cada paso que hace de nosotros ‘peregrinos de la esperanza’ para el mundo!
¡Entremos con entusiasmo en este Jubileo de la Esperanza!